Donde todo empezó, la historia de happytwo!!

Todo empezó con una charla nocturna, llevábamos una vida normal, relación de pareja con salidas poco frecuentes y más bien poco lo que compartíamos en pareja, nada fuera de lo habitual. Llegamos al swinger casi por azar, por alguna razón dimos con el tema y con curiosidad investigamos en un inicio superficialmente, escuchamos algunos podcasts, buscamos algunas notas de este estilo de vida que parecía muy hermético de cierta manera y seguía siendo taboo para nosotros, íbamos por un sendero desconocido.

Mucha de la información que consultábamos atrapaba, llenaba de intriga y alimentaba el deseo de ser participe, fueron unos días intensos en los que al llegar la noche en la cama cada uno contaba lo que había leído o escuchado, de esta forma llegamos a Twitter y decidimos abrir una cuenta como pareja. Se sentía genial pensar que nos salíamos de los límites establecidos, que rompíamos de cierta forma la monotonía y que éramos diferentes, aunque en este punto yo sentía que tenía que hablarlo con alguien, pero mi círculo social no estaría dispuesto a esta mentalidad; me sentía atrapado de cierta forma por esta intriga.

Pasó el tiempo y la espinita estaba ahí latente y viva, avivaba nuestra relación, si bien no era tema de todos los días si estaba la incertidumbre de quien tomaba la iniciativa, tal vez era aún muy arriesgado. Imaginaba en medio de mi cotidianidad la escena, mi chica estando con otro hombre (que en su momento no me excitaba tanto) mientras por mi parte penetraba y hacia mía de cierta forma a la esposa de él, seguía sonando muy loco: “en que me estoy metiendo”, los celos no me dejaban concentrar en la fantasía, pero a su vez era súper excitante.

Una vez la fantasía era propia de los dos y estábamos decididos teníamos que poner el plan en marcha, paso a seguir era conseguir unos cómplices, una pareja con la que tuviéramos la química y se dieran las cosas, fue difícil, después de tanto intentarlo por la red ya nos sentíamos algo frustrados, no coincidíamos en nada. Hasta que finalmente decidí ceder un poco a mi fantasía y propuse conocer un chico, un trío también era parte de romper los límites y después de tanto pensarlo pues que podría salir mal¡ En twitter abundan los chicos solos, todos los días salía un mensaje nuevo con un saludo, una foto pasada de tono o una propuesta, después de revisar uno por uno, charlar y hacer un intercambio de fotos tomamos la decisión, nos llenamos de nervios pero estábamos decididos. Un día de trabajo normal para los dos que al finalizar traería una fantasía, nuestro primer trio, nos encontramos en una estación de Transmilenio, ella llego hermosa, más de lo que me podría imaginar, no era casual que se arreglara el pelo, o se pintara las uñas, cosa que me llenaba de celos, pero al final era parte del juego que disfrutaríamos los dos. Llegamos a una torre de apartamentos al norte de la ciudad, nos tomábamos la mano con fuerza y éramos un manojo de nervios y de ganas. Nos reunimos con el chico, bien presentado y amable, expusimos de primerazo nuestras reglas y hablamos del tema, el con algo más de experiencia nos contaba todas sus hazañas, nosotros novatos tomábamos notas mentales mientras hacíamos cruces de miradas, me chocaba el hecho que el intentará enamorarla con sus palabras y sus dotes de hablar un casi perfecto inglés, pero no importaba lo veía como parte del juego de seducción. Paso un buen rato, un six pack de cerveza y cada uno esperaba quien tomara la iniciativa, mi chica fue al baño y me fui tras de ella, espere a que saliera y en ese pasillo le pregunte si quería continuar con lo planeado. Ya estábamos ahí, en medio de la fantasía casi hecha realidad, era menester continuar, dejarnos llevar, así que la tome de la mano mientras le besaba el cuello y le preguntaba que si quería ser penetrada por ese desconocido, susurrando me decía que si, me excitaba tanto como me excito ahora escribiendo estás líneas, con una voz entrecortada llame al hombre, le dije que podía ser suya, que la tomará, era un acto de confianza, me temblaba todo pero la excitación me empujaba a ese abismo de deseo.

Bajó su mano por el pantalón, mientras ella inerte se dejaba víctima del deseo y de los nervios, trastabillamos los tres por el pasillo camino al cuarto, en medio del choque de cuerpo y manos que se rosaban al tocar sus nalgas, decidí salir por una cerveza y el aparato donde sonaba una canción de reggae pertinente para el acto, al volver era un tercero, miraba como el la devoraba ya en sus partes bajas, tocando con emoción mientras me decía que mi chica estaba muy buena, yo ya lo sabía. Para ese entonces ya estaba en manos de los celos, pero lo asumía como parte del juego, para distraerme cambiaba de canción y daba un sorbo a la cerveza, me acerqué a ella para besarla y ya dar por hecho lo que estábamos haciendo, era real. El beso fue un toque de confianza, un empujón para que ella despertara su lado salvaje y fuera parte activa del acto, recorrió con sus manos el cuerpo de este hombre mientras me miraba, yo la besaba, la tocaba, apretaba esas nalgas y sentía como el palpaba su vagina, que hasta ese día había sido solo mía. Él era una bestia, la tocaba, la besaba en sus partes bajas, apretaba sus muslos y la tumbó sobre la cama, yo bajé mi pantalón saque mi miembro y ella lo cogió con sus manos, lo puso en su boca, esta escena me volvió loco, ella era nuestro postre; quitamos toda su ropa íntima y el chico hacía lo mismo, yo para ese entonces ya estaba en camisa con mi miembro al aire. No puedo negar que tener otro pene erecto cerca fue un choque, complejo de hombres, aunque lo asumía para ese entonces propio, destapé la caja de preservativos y le lancé uno al chico que estaba al otro extremo del cuerpo de mi esposa, el aval para que la penetrara, seguía susurrándole a ella que si le gustaba, su respuesta afirmativa me elevaba. Acto seguido él tomó sus muslos apretándolos con fuerza cada uno con una mano, elevó sus piernas y la penetró, la cara de satisfacción de ella fue extrema, tenía una verga en la boca y la otra penetrándola con fuerza, me miraba, la miraba, nos excitábamos. Seguimos en esta posición hasta que yo como director de la obra, sugerí que la pusiera en cuatro, así fue, sintió sus estocadas y a mí me gustaba como sus nalgas brincaban en este choque de piel, me hacía saber con sus gemidos que la estaba pasando bien. Le dimos la vuelta a la escena, ella estaba de frente al chico y me daba la espalda, tomé mi verga y la puse en su vagina, estaba calientica y húmeda, vaya sensación fue brutal. La penetré dando fuertes choques mientras tomaba su pelo con fuerza y lo hacia un lado para ver como por primera vez ponía una verga extraña en sus labios, fuera de esto sonaba música que daba ritmo a este ritual. Cambiamos de nuevo y por última vez de posición, el tomo sus nalgas con fuerza y la penetró, ella dio un gemido de placer mientras me decía lo rico que la estaba pasando, me aleje de la escena con la excusa de un sorbo de cerveza, mirarla en cuatro gimiendo mientras otro la hacía suya me elevo, sus gemidos hicieron que pronto el terminara y diera con un empujón su última estocada, ella se dejó tumbar en la cama mientras el sacaba su verga y se tiraba en un rincón, yo seguía de pie con cerveza en mano. Lo habíamos hecho, nuestro primer trío, la experiencia nos llevó a otro nivel y ya nos sentíamos parte de esto, salimos del cuarto cada uno con sus pertenencias, cómplices entre risas nerviosas. En la sala cada uno en una silla, cruzando miradas, yo miraba a mi chica estaba guapísima. Decidimos llamar un taxi, era tarde y debíamos llegar a casa. Al llegar a casa fue otra historia, éramos dos cuerpos conocidos, desnudos en silencio corrí su tanguita algo húmeda y la penetré, lo hicimos como si fuera la primera vez, llenos de deseo sintiéndonos nuestros, el mejor sexo que tuvimos los dos después de mucho tiempo.

@HappyTwo6