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Nuestro primer inter...

  • 9 jun 2023
  • 5 Min. de lectura

Pasó un buen tiempo antes de planear nuestra nueva aventura, mientras tanto seguíamos en el fuego y la intensidad, nos buscábamos cada noche, bastaba con rozar sus nalgas o un beso de buenas noches para iniciar una ola de placer. Teníamos conversaciones acerca de tweets o cosas nuevas que cada uno iba descubriendo, revisando perfiles de parejas, enviando y leyendo mensajes. Una buena noche corrimos con suerte, era una pareja a fin, tenían la misma edad, un gusto por el rock y lo mejor, la misma fantasía. En un intercambio de mensajes, quienes son, cuanto llevan en el mundo SW, que experiencias tienen, que fantasías, donde viven... decidimos hacer una videollamada para conocernos, era una parejita del sur de la ciudad, como nosotros habían entrado a esto en los tiempos de covid y estaban en la búsqueda de nuevas experiencias. Charlamos un rato, reímos y en el cruce de miradas con mi chica estaba la complicidad, ellos al igual que nosotros no tenían ninguna experiencia, no habían hecho ningún intercambio, esto lo hacía más interesante.

Pusimos una cita en los moteles de chapinero, nos íbamos a conocer minutos antes del acto, los cuatro estábamos de acuerdo con esto. Yo estuve todo el día con nervios, no sabía cual sería mi reacción al ver a mi chica ser penetrada por otro hombre, mientras a su vez la esposa de él se entregaba a mi. Esto suena loco de cualquier manera para cualquier persona, una idea salida de los cabellos. Sin Embargo ese día al salir del trabajo emprendimos el camino a la locura.

Al reunirnos el cruce de miradas fue evidente, "mucho gusto, cómo estás" mientras se decían estas palabras era imposible no hacer el recorrido con la mirada, de arriba a abajo y vuelta a atrás, luego darse cuenta que fuiste descubierto, no pasa nada, le ponía algo de picante. Decidimos comprar una botella de ron y emprender camino al motel, fue algo incomodo con el personal del motel, era nuestra primera experiencia pero nos sentíamos expuestos a las miradas, aunque de seguro ya era algo normal para ellos, fuimos ubicados en una habitación mediana con cama doble, un sofá, un sillón tantra y un jacuzzi para 4. Dejamos las chaquetas en un perchero, era una noche fría y lluviosa, pero el cuarto era acogedor, allí la pude observar mejor, era una chica de estatura media, algo más pequeña que mi esposa, tez morena, con buenas nalgas, volvían los cruces de miradas, con ella y con mi chica (sonrisa y aprobación). La habitación contaba con un equipo en el que logre poner una emisora, destapamos la botella de ron y brindamos con la primer copa de la noche, hicimos la presentación formal, dudas y preguntas que se resuelven en el momento, pasado un rato y unas cuantas copas las miradas empezaban a hacerse constantes, sonrisa va y sonrisa viene. Ellos venían preparados con un juego tipo ruleta para romper el hielo, unas penitencias que al empezar serían suaves pero luego el nivel iba subiendo, hasta dejarnos en interiores.

El juego nos llevo a roces, besos y algo de caricias, cumplió su objetivo inicial romper el hielo. La segunda parte era por nuestra cuenta, ya con algo de ron en la cabeza invite a la chica al sillón tántrico, tenían aceite de coco y con el propusieron unos masajes. En la cama estaba mi esposa con él en la misma situación, el sillón nos daba una vista directa y la música tenue nos permitía escuchar. Cada paso que yo avanzaba era un paso que él daba y viceversa, como un pacto de parejas, un reflejo del acto en sí mismo, después de todo éramos las dos parejas primerizas.

En el sillón con forma de M estábamos, ella sentada de cara a la silla y yo detrás, la besaba tímidamente mientras con mi mano recorría su espalda suavemente, ya la tenia dura y se la hacía sentir, pero temblaba, era otra respiración la que escuchaba, mis manos bajaban lentamente buscando sus nalgas, me gustaba, el aceite cumplía su función y ayudaban a encontrarlas; en mi primer intento las roce, no hubo oposición le gustaba, así que mi otra mano hizo lo mismo, mi boca no paraba de buscar la suya mientras recorría su cuello. Era un encuentro agitado de respiraciones, a su vez su mirada buscaba la de su esposo, le gustaba lo que veía, del otro lado también se devoraban. Empecé a jugar con el hilo de su tanga, con los dedos hacía el recorrido de atrás hacia adelante, hasta rozar con la parte superior de su vagina, poco a poco fui perdiendo el miedo y ella entregándose. Me levanté de la silla y fui por los condones, saque dos uno se lo entregue a él y nos miramos con aprobación, volví y ella seguía ahí, su mirada iba y venía constante entre lo que pasaba en la cama y el camino que yo recorría con el condon. Al volver tome con las dos manos sus nalgas y apunte con mi pene hacia su vulva, que ya húmeda esperaba ser tomada, la penetre suavemente mientras con mis manos tomaba sus senos, ella con la cola levantaba gemía suavemente mientras seguía observando la acción en la cama, el estaba encima de mi esposa quien boca abajo cola levantada recibe las primeras estocadas. Le susurre al oído, preguntando si le gustaba lo que veía, lo que sentía, éramos victimas y victimarios, estamos siendo infieles todos en el mismo cuarto. Humedecía mis dedos para tocar la parte superior de su vagina, sintiendo el roce de mi pene y mis dedos, ella se tomaba del sillón con las dos manos, manteníamos la frecuencia la penetraba con ganas. Luego cambiamos de posición, me hice en la parte inferior, ella abrió sus piernas y lentamente se sentaba encima mío, llevando el control de la situación introducía el pene y tiraba hacia atrás su cabeza, dejando caer su cabello en la espalda, sus senos estaban desbordados encima mío, a la merced de mis manos, eran grandes y perforados, esta imagen aun la tengo en mi cabeza, veía sus senos brincar y seguía mi recorrido con mis manos, aprovechaba la situación de tener otro cuerpo. Gire mi cabeza y del otro lado seguían en la acción, estaba excitado pero no quería terminar, quería vivir ese momento cuanto mas pudiera.

Cuando sentía que era inevitable terminar, le propuse ir a la cama y acompañarlos en el momento. Decidí hacerme a un lado y le dije a ella que se hiciera encima de su chico, que hiciera parte de lo que estaba pasando, ella hacía en cuanto le decía; como director manejaba la escena y la disfrutaba, él estaba penetrando a mi esposa mientras tenia la vulva de su esposa en la boca. Desde el lugar en el que yo estaba se veía genial. Me masturbaba mientras observaba la escena. Luego de esto mi esposa se hizo a un lado, y permitio que ellos continuaran con el acto para acompañarme, era la primera vez que haciamos un inter, era la primera vez que me veia con otra chica y era la primera vez que una pareja tenia sexo justo al lado de nosotros. Nos tomamos de la mano y nos miramos con picardía, mientras escuchábamos los gemidos que provocaban las estocadas del chico a su esposa, seguramente estaban disfrutando de la misma manera que lo hacíamos nosotros. Él terminó dentro de ella y sin esfuerzo se dejó tumbar en la cama, estábamos los cuatro de nuevo, conscientes y sonrientes en la cama, lo habíamos hecho, habíamos roto un montón de reglas en un solo momento, en una sola habitación. Para terminar solo faltaba darle uso al jacuzzi, en el cual nos acabamos de conocer, cambiamos un par de palabras y brindamos una vez más con una copa de ron, hicimos de nuevo ese cruce de miradas y al finalizar una sonrisa.

 
 
 

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